Tras el refrendo del Capítulo General de Hermanos celebrado el pasado 19 de marzo, el arzobispo de Zaragoza, Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Carlos Escribano Subías, ha confirmado el nombramiento de Víctor Ramón Ayllón Escartín como nuevo Hermano Mayor de la Cofradía para los próximos cuatro años, quien inicia su mandato cuarenta días después de la Semana Santa, coincidiendo en fecha con la solemnidad de la Ascensión del Señor.
Como expusiera en el citado Capítulo nuestro hermano Consiliario, Víctor es alguien con un recorrido y con un bagaje diligente y reconocido, tanto en lo profesional (siendo durante muchos años presidente de la Asociación de Fabricantes y Constructores de Casas de Madera de España), como en lo personal y familiar (casado con tres hijos y cuatro nietos). Además, también ha llevado a cabo una ardua y manifiesta labor en la acción social zaragozana, tanto en el seno de la propia la Iglesia diocesana como en el ámbito del voluntariado, ejerciendo durante doce años como vicepresidente del Patronato de la Fundación Banco de Alimentos de Zaragoza.
Hombre profundamente creyente, pertenece a la Cofradía desde 1964, ingresando como “hermano de tambor”. A lo largo de los años, fue aceptando las llamadas de diferentes juntas de gobierno para desempeñar cargos de gran responsabilidad, siendo Tesorero y Hermano Cetro, hasta que por cuestiones profesionales tuvo que trasladar su residencia a Madrid, siempre llevando a su Cofradía en el corazón y participando en los principales actos y cultos que ésta celebrase.
Desde estas líneas, damos gracias a Dios por poder contar con un hermano tan preparado y dispuesto que seguro liderará la Cofradía desde su propio ejemplo, desde el amor y el darse a los hermanos como un verdadero discípulo de Cristo, con dedicación apostólica y fidelidad a la Iglesia.
Como, en definitiva, ha hecho durante este último año (y durante otros muchos con anterioridad), nuestro hermano Mariano J. Gil Royo, quien en estos tiempos recios ha asumido, con voluntad y espíritu de servicio sin igual, la dirección de nuestra comunidad eclesial para que ésta continuase siempre fiel a su misión de anunciar el Evangelio, con palabras y obras.