Hermanamientos

Hermanamientos

«Porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos» (Mt 23, 8)

Desde hace siglos, cofradías y hermandades han adoptado fórmulas con las que han podido participar de las gracias, indulgencias y otros bienes espirituales que gozaban otras asociaciones. Lazos de unión y hermanamiento que pueden ser fruto de variopintos motivos, siendo especialmente recurrente el de compartir advocación o tener una idéntica misión como, en nuestro caso, puede ser la de predicar públicamente las Siete Palabras de Jesús en la cruz.

I) La dimensión de los hermanamientos entre cofradías

En la década de los años ochenta del siglo pasado, que supuso toda una revolución en tan diversos aspectos de la Semana Santa zaragozana y en el seno de la propia Cofradía, un grupo de hermanos comenzaría a asistir con regularidad a diversidad de eventos cofradieros por toda la geografía española, unas veces siendo invitados a determinados actos para, por ejemplo, proyectar la película «Plegaria y Redoble» (editada en 1983 por nuestros hermanos Ricardo López Lera y Juan Abella con la colaboración de Luis Ramón Pérez Josa y José María Murillo) y que, por ejemplo, fue presentada en Alicante y en la localidad murciana de Callosa de Segura; y otras, en calidad de participantes en congresos y encuentros nacionales de cofradías, como ocurriría con nuestra presencia en el primer Congreso celebrado en Zamora del 5 al 8 de febrero de 1987. Fruto de las relaciones y contactos que todos ellos pudieron establecerse, en muchos casos duraderas y de auténtica amistad, en el seno de la junta de gobierno presidida por Pedro J. Hernández Navascués nacería el deseo de formalizar estar relaciones, contactando y proponiendo nuestro hermanamiento con diversas cofradías y hermandades de distintas ciudades que tuvieran una advocación similar a la nuestra.

De este modo, y tras diversas gestiones, viajes recíprocos y gracias al especial empeño puesto por nuestro hermano de honor, Ricardo J. López Lera, la Cofradía formalizaría su hermanamiento con tres cofradías de distintas ciudades: la Venerable y Mercedaria Hermandad de Penitencia de las Siete Palabras del Santísimo Cristo de la Sed y María Santísima de la Piedad de Cádiz, la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz de León y la Venerable y Real Congregación del Espíritu Santo y Virgen de los Dolores de La Coruña. Además, posteriormente en el año 2023, se formalizaría el hermanamiento con una cofradía de la provincia de Zaragoza, la Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro de Tarazona.

Un hermanamiento, a diferencia de otros condicionantes que en el pasado tuvieron que aceptarse para poder fundar la entidad enmarcándose en imposiciones unilaterales de filialidad, es un acuerdo adoptado libre y voluntariamente por dos cofradías como asociaciones públicas dotadas de personalidad jurídica propia, tanto en el ámbito civil como en el eclesial, conllevando un acercamiento entre colectivos pero, fundamentalmente, entre las personas que los componen. Ciudadanos de localidades separadas por cientos de kilómetros con sus propias culturas y tradiciones; fieles de distintas asociaciones pero igualmente reconocidas por la Iglesia, compartiendo idéntica misión; hermanos de diferentes cofradías, cada cual con su propio carisma y forma de vivir la Semana Santa pero ambos unidos por un mismo misterio nuclear que no es otro que rememorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Consecuentemente, no quedan en un mero trámite protocolario o institucional rubricado o formalizado con pomposo aparato celebrativo, sino que ambas partes quedan obligadas a desarrollar estrechas relaciones fraternales en Cristo, poniendo en relieve los valores inherentes de amistad, conocimiento mutuo, confianza, cooperación y comunión.

Para ello es primordial mantener un contacto fluido y permanente a lo largo del año, mediante el intercambio de informaciones y publicaciones, reservando espacios en donde puedan compartirse experiencias, haciéndoles partícipes de los distintos cultos, ejercicios de piedad, procesiones, actos culturales o de cualquier otra índole, siendo siempre bienvenidos y atendidos de modo distinguido.

Además, el hermanamiento también queda plasmado en un símbolo que perdure en el tiempo, por lo que se procede a intercambiar un objeto físico que conmemore dicha relación fraternal como puede ser un diploma o, incluso, o algún atributo concreto como un estandarte o banderín, tal y como queda patente cada año en nuestras procesiones del Viernes Santo en donde, tras el guion titular y los faroles de cabecera, aparece el estandarte donado por el hermano mayor de nuestra cofradía homóloga de Cádiz, D. Rafael Russo Pérez, escoltado por dos hermanos revestidos respectivamente con el hábito de penitente de la citada hermandad gaditana y con el traje de papón de la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz de León.

Hermanamiento: Cofradía de las Siete Palabras de Cádiz

«Las Siete Palabras» de Cádiz, 1988

El primero de nuestros hermanamientos fue fruto del empeño y de la ilusión puesta por dos grandes hombres: Ricardo J. López Lera y Rafael Russo Pérez. Tras infinidad de contactos y visitas recíprocas, en 1988 se oficializaría el hermanamiento procediendo a la donación de sendos estandartes conmemorativos y del respectivo hábito. Destacable fue la asistencia de una representación de hermanos de Cádiz en nuestra procesión titular de 1989 y en otros actos del Cincuentenario, organizando por nuestra parte un viaje a la Tazita de Plata con el que un nutrido grupo de hermanos participaría con sus instrumentos en la estación de penitencia del Viernes Santo de 1990.

Hermanamiento: Cofradía de las Siete Palabras de León

«Las Siete Palabras» de León, 1992

Las gestiones para el hermanamiento con nuestra cofradía homónima de León iniciadas años atrás, fructificaron con el envío de un traje de papón que se incorporaría a nuestra procesión del Viernes Santo de 1990. Dos años después, con la celebración del II Congreso Nacional de Cofradías celebrado en la capital castellano-leonesa, un grupo de hermanos viajarían hasta allí para hacer entrega del diploma acreditativo del hermanamiento siendo, al año siguiente, cuando la banda musical de la Cofradía leonesa cuando nos devolviera la visita para acompañarnos en el Vía Crucis público que, en ese año 1993 y de manera excepcional, celebramos en la noche del Martes Santo.

Hermanamiento: Congregación de la Virgen de los Dolores de la Coruña

«La Dolorosa de La Coruña», 1993

La peregrinación a Santiago de Compostela emprendida por la Cofradía en el lluvioso mes de abril de 1993 con motivo del Año Santo, tendría un brillante inicio con la oficialización de nuestro hermanamiento con la Venerable y Real Congregación del Divino Espíritu Santo y María Santísima de los Dolores de La Coruña. Tras una eucaristía en la parroquia de San Nicolás, nuestros tambores llevarían a cabo un atípico romper de la hora en la gran plaza María Pita, yendo al día siguiente a Santiago junto a nuestros nuevos hermanos, ganando así el jubileo tras invocando al apóstol, celebrar la Santa Misa y contemplar el famoso Botafumeiro en la catedral xacobea.

Acto de Hermanamiento entre nuestra Cofradía y la Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro de Tarazona, el 14 de septiembre de 2023 (foto Nacho Pablo).

«Las Siete Palabras de Tarazona», 2023

Con motivo de la fiesta litúrgica de la Exaltación de la Santa Cruz y de la clausura de la novena en honor de la imagen del “Santo Cristo de la Venerable Orden Tercera”, el 14 de septiembre de 2023 se desplazó hasta la Iglesia de San Francisco de Asís de Tarazona una representación de la Cofradía encabezada por el Hermano Mayor, Víctor Ayllón, para oficializar el acto de hermanamiento con la Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro de la capital turiasonense. Tras el acto, varios de nuestros hermanos tuvieron el honor de poder trasladar solemnemente la antiquísima talla desde el presbiterio hasta su capilla donde se expone al culto habitualmente.

II) Venerable y Mercedaria Hermandad de Penitencia de las Siete Palabras del Santísimo Cristo de la Sed y María Santísima de la Piedad (Cádiz)

La Hermandad se funda en 1944 por iniciativa del entonces Gobernador Civil de Cádiz, Ricardo Zamora García, procesionando con el mismo misterio que hoy se conserva en el Oratorio de la Santa Cueva, saliendo del templo de San Francisco a las doce del mediodía del Viernes Santo y recogiéndose a las tres de la tarde en la Catedral; durante el itinerario procesional se realizaba el Sermón de las Siete Palabras.

Quedaría postrada esta Hermandad en 1962, hasta que un grupo de devotos la reorganiza el 3 de agosto de 1983 en la Parroquia de la Merced, volviendo a salir en la tarde del Viernes Santo de 1987. La penitencial ha tenido diversas sedes canónicas desde esa fecha: la Real Capilla del Pópulo, la Parroquia de San Severiano, hasta volver a la actual.

El viernes 10 de julio de 2009, festividad de San Cristóbal, el Delegado Episcopal de Hermandades y Cofradías, Rvdo. D. Sebastián Llanes Blanco, y a solicitud de la propia Hermandad emite Decreto autorizando el cambio de título que hasta el momento ostentaba, quedando como Venerable y Mercedaria Hermandad de Penitencia de las Siete Palabras del Santísimo Cristo de la Sed y María Santísima de la Piedad.

Las primitivas imágenes de Cristo, María, San Juan y las tres Marías, eran obras del siglo XVIII de Gandulfo y Baccaro, de talla completa y sobriamente policromadas. Al reorganizarse la Hermandad no pudo contar con estas imágenes por su delicado estado de conservación, por lo que procedieron a encargar unas nuevas tallas al imaginero José Ovando Merino, quien realizaría el Cristo en 1986, al igual que la Virgen, un soldado romano que se incorporaría después y María Magdalena.

Así, el misterio representa la quinta palabra de Cristo en la Cruz, «Tengo Sed». La Virgen, restaurada inicialmente en 1992 por Manuel Ramos Corona, acabaría siendo reemplazada por la actual de Luis González Rey de 2005, quien también realizaría la nueva imagen del Santísimo Cristo de las Siete Palabras en 2007. Luis González Rey ha realizado también las nuevas imágenes que completan el misterio, en 1995 talla la imagen de San Juan que acompaña a María y una nueva talla del soldado romano que ofrece vinagre a Cristo (restaurado en 2005), que sustituye a la anterior, estrenando al año siguiente, la imagen de María Magdalena.

Entre sus cultos más relevantes destaca el triduo que celebra en la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced con el que la Hermandad rinde culto a María Santísima de la Piedad, coincidiendo en la semana del 21 de noviembre, en la festividad de la Presentación de la Virgen, y que culmina con una Función Solemne en su honor. Además, el 21 de noviembre, día de su festividad, la Sagrada Imagen está expuesta en solemne besamanos. Previamente, en la semana anterior, tiene lugar un solemne rosario vespertino por las calles de la feligresía, en la que los hermanos de la Hermandad y los feligreses del barrio, acompañan a la amantísima titular rezando el Rosario.

También, en la tercera semana de Cuaresma, tienen lugar solemnes cultos cuaresmales en honor s sus Sagrados Titulares, celebrando un solemne triduo en su honor culminado con la Función Principal de Instituto, en la que el Director Espiritual de la Hermandad proclama la protestación de Fe de la Hermandad.

En la fecha en la que la Junta de Gobierno estima oportuna, la Hermandad se traslada a Arcos de la Frontera, en la que celebra un misa en honor a los antiguos titulares de la Hermandad que permanecen en el Convento Mercedario Corpus Christi. Y desde el año 2009, los jóvenes de la Hermandad rinden culto a la imagen de san Juan Evangelista, patrón de la Juventud Cofrade, el día de su festividad (27 de diciembre), celebrando una eucaristía y, posteriormente, una convivencia con los grupos jóvenes de la Parroquia.

Finalmente, el Viernes Santo por la mañana, la Hermandad celebra como es costumbre el Sermón de las Siete Palabras en el que, eligiendo un orador cada año, se reflexiona sobre las últimas Siete Palabras de Cristo en la Cruz, saliendo de la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced y por las calles de la ciudad. Por la tarde de dicho día, la Hermandad hace estación de penitencia en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral, acompañando a sus Titulares, los hermanos vestidos con el hábito nazareno y portando cirios morados.

Cofradía de las Siete Palabras de Cádiz: la túnica de nazareno

El hábito de penitente

Los penitentes de la Hermandad realizan la estación de penitencia con una vestidura compuesta de túnica negra ceñida mediante un fajín de color morado, teniendo como prenda de cabeza un capirote también de color morado, en cuyo antifaz se encuentra bordado el escudo corporativo que consta de una Cruz sobre la que se sitúa la corona de espinas, flanqueada por ramas de olivo y rematada con una corona.

Cofradía de las Siete Palabras de Cádiz: la figura del horquillero

Cargadores y horquilleros

En la Semana Santa gaditana a quienes portan los pasos se les denomina cargadores, situándose en cada una de las maniguetas los horquilleros, precisamente llamados así por portar una horquilla sobre la que reposa el paso en las paradas y con la que golpean el suelo para marcar el compás.

Cofradía de las Siete Palabras de Cádiz: el paso de la "Sed"

Un paso en constante evolución

Desde su fundación, la Hermandad ha tratado de mejorar su paso titular, sustituyendo las primitivas imágenes por otras del imaginero Luis González Rey, renovando también sus vestimentas y su disposición, ya sea durante su exposición al culto en la parroquia de la Merced o sobre el paso, que también es de reciente creación, siendo obra del tallista isleño Juan Carlos García Díaz.

III) Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz (León)

La Cofradía fue fundada por catorce hermanos, siendo erigida como tal el 22 de septiembre de 1962 por el entonces obispo de León, D. Luis Armancha, estableciendo su sede canónica la Parroquia de San Marcelo.

El 21 de noviembre del mismo año, el que fuera primer abad de la Cofradía y precursor de la misma, D. Eduardo de Paz, envió el saluda a las cofradías y hermandades que por aquel entonces conformaban la Semana Santa leonesa, dando a conocer la constitución de una nueva cofradía penitencial en la ciudad.

Constituida principalmente por estudiantes, la Cofradía desfiló por primera vez en la extinta procesión del Pregón de 1963, y posteriormente, el Viernes Santo del mismo año, vio la luz la primera procesión organizada para conmemorar las Siete Palabras de Jesús en la Cruz. Aquella primera procesión, donde no podían desfilar mujeres ni niños, fue un pequeño cortejo formado por un solo paso, la imagen titular de la Cofradía que procesionó a ruedas.

La Cofradía hizo gala de un carácter innovador desde su nacimiento, siendo el hábito uno de los aspectos que más controversia causó entre el resto de entidades penitenciales locales; pero no sólo destacaron por la elección de la túnica, sino que las Siete Palabras acabaría marcando un punto de inflexión en la Semana Santa leonesa en cuanto a música y patrimonio se refiere.

En 1969, la Cofradía estrenó una banda de cornetas y tambores que vino a sustituir a la Banda de San Cayetano que había acompañado el desfile hasta entonces; por avatares del destino, fue corta su duración al ser disuelta por decisión de la Junta de Seises tras la Semana Santa de 1975. Fue en 1988, cuando se formó el embrión de la Banda de Música de las Siete Palabras, siendo como consecuencia la primera formación de la ciudad en incorporar instrumentos de metal diferentes a los utilizados hasta el momento, tales como clarinetes, tubas y saxofones.

Otra de las señas de identidad de la Cofradía es la promesa de silencio, siendo la primera penitencial de León que lo contempla a nivel estatutario (art. 58). Hasta tal punto se llevaba con rigurosidad esta promesa, que en los primeros años de vida de la Cofradía, ésta se giraba entera al toque seco de la carraca, volviéndose de espaldas a las filas del público en cada parada, intentando evitar la ocasión de quebrar la promesa y como gesto penitencial. En la actualidad, dicho gesto ha sido abandonado, más por evitar malas interpretaciones y por la complejidad que hoy representaría, dada la mayor dimensión de la procesión, que por entenderlo como algo fuera de lugar. Queda, en todo caso, el compromiso personal públicamente manifestado de guardar silencio y compostura. No obstante, esta seña de identidad ha sido retomada en el año 2014 en el Vía Crucis procesional que organiza la Cofradía en la noche del Miércoles Santo, favoreciendo de este modo el rezo de los hermanos.

Antes de las dos estaciones de penitencia que organiza la Cofradía (Vía Crucis y Procesión), el abad toma solemne promesa de silencio a los hermanos, con la siguiente fórmula: «Recordad, hermanos, que acompañamos a nuestro Señor Jesucristo en el supremo trance de su Pasión y Muerte. Que nuestra oración piadosa conforte su dolor y el más devoto silencio acompañe su paso. Hermanos de las Siete Palabras… ¿hacéis solemne promesa de silencio? Si es así, que Dios os lo premie, y si no, os lo demande».

En cuanto a iconografía religiosa se refiere, la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz ha sabido aumentar su patrimonio sin renunciar a la calidad ni a la fidelidad de los momentos de la Pasión de Nuestro Señor que ha querido representar. Atrás quedan aquellos años en los que el Santísimo Cristo de la Agonía procesionaba en solitario sobre una carroza a ruedas, hasta que en 1993 fue elevado a hombros; y aquel esfuerzo titánico para encargar un paso al escultor Víctor de los Ríos, pero al que por dificultades económicas se vieron obligados a abandonar, finalmente se hizo realidad a través de la gubia de Ángel Estrada quien talló una impresionante Segunda Palabra que vio la luz en 1964.

Ya en la década de los 90 del siglo pasado, aumentaría nuevamente su patrimonio con la adquisición de dos nuevos pasos. En 1994, fue tallado el grupo escultórico firmado por Hipólito Pérez Calvo y que representa la Tercera Palabra, en la que destaca la pátina final de las figuras en color madera. La Cuarta Palabra, con un marcado carácter barroco, fue estrenada en la Semana Santa de 1998, siendo obra del sevillano Jesús Iglesias Montero. La Quinta y la Sexta Palabra, no tardaron demasiado en llegar, en 2003 y 2008, respectivamente, y ambas fueron talladas por otro sevillano, Manuel Martín Nieto. Finalmente, el 2 de abril de 2022, la Cofradía completó los siete pasos con la presentación y bendición por parte del obispo leonés, monseñor Luis Ángel de las Heras Berzal, del correspondiente a la Primera Palabra, obra del imaginero sevillano Fernando Aguado Hernández.

En la noche del Miércoles Santo tiene lugar el Vía Crucis procesional de las Siete Palabras. Cuando los relojes marcan las doce de la noche en el templo de San Marcelo, los hermanos hacen solemne promesa de silencio y cubren sus rostros para dar comienzo a un cortejo que discurrirá por el casco histórico de la ciudad y que se prolongará hasta las tres de la madrugada.

En 1990 salió a las calles de León por primera vez, y lo hizo siendo el primer Vía Crucis procesional organizado por una cofradía. Este cortejo es uno de los más serios y sobrecogedores que se pueden ver en la Semana Santa leonesa. La imagen titular de la Cofradía, procesiona sin trono ni adorno floral, siendo portado directamente sobre los hombros de cinco hermanos, iluminándose exclusivamente con unos velones que portan los hermanos. El único sonido que le acompaña, es el marcado por la ronda de carraca, timbal, trompeta y fiscorno, siendo la orientación de este acto es de marcado contenido orante y devocional, como queda patente en cada una de las 14 estaciones donde todos los hermanos rezan acompañados del párroco encargado de poner voz a las estaciones.

En esta procesión es donde más claramente puede notarse la solemne promesa de silencio que caracteriza a la Cofradía y acompaña al cortejo durante todo el recorrido. Antes de que la carraca marque la última estación en el interior del templo de San Marcelo, la banda de la Cofradía interpreta «La Madrugá» compuesta por el maestro Abel Moreno, mientas el crucificado avanza a través del pasillo que los hermanos han formado en el entorno de la plaza de San Marcelo.

La Cofradía realiza también en la mañana del Jueves Santo, su ya tradicional pregón a caballo. Un recorrido por las principales plazas de la capital leonesa para anunciar los actos que llevará a cabo el Viernes Santo. Desde el año 2005, cuando se organizara por primera vez este acto, un grupo formado por una docena de jinetes a caballo es acompañado por una ronda compuesta de timbal, trompeta, fiscorno y carraca, realizando la comitiva una serie de paradas en las plazas más emblemáticas de la ciudad donde se proclama el pregón, recuperando así una tradición leonesa ya recogida en el libro «Resumen de las políticas ceremonias del Ayuntamiento de León» de 1693. La primera parada del pregón es la Plaza de San Marcelo, ante el antiguo consistorio desde cuyo balcón, el excelentísimo alcalde de la ciudad presenta el acto.

Siendo un ritual que se remonta a la época fundacional, la Cofradía de las Siete Palabras en la Cruz encomienda a un destacado clérigo la prédica solemne y sosegada del Sermón de las Siete Palabras. El multitudinario acto tiene lugar en la tarde del Viernes Santo en la propia iglesia de San Marcelo, justo antes de que comience el cortejo procesional. No obstante, este Sermón no siempre ha sido oído entre las magníficas paredes del templo. Concluido éste, la procesión comienza su recorrido por las principales calles de León en las que el público es testigo del silencio y la seriedad con la que transcurre este cortejo que lo abre la Sección de Caballería con su imponente puesta en escena, yendo detrás desfilando cada una de las fieles representaciones de las siete últimas palabras que Nuestro Señor pronunció en la Cruz.

Además de los seis magníficos grupos escultóricos que componen el patrimonio de la Cofradía (y que pronto serán siete, con la reciente contratación del paso de la primera Palabra al imaginero Fernando Aguado Hernández), durante el cortejo se pueden apreciar pequeñas obras de arte en cada una de las navetas, faroles, cruces de guía o estandartes que acompañan a la procesión. Y como cierre, una representación de todas las cofradías hermanas leonesas y de otras homónimas de diferentes ciudades, entre las que se encuentra la nuestra.

Cofradía de las Siete Palabras de León: siete pasos para siete palabras

Siete pasos para siete Palabras

El sueño de la Cofradía de tener un paso por cada una de las siete Palabras se cumplió el 2 de abril de 2022 cuando fue bendecido el paso de la Primera Palabra, obra de Fernando Aguado Hernández. De este modo se unió a los anteriores pasos salidos de las gubias de Ángel Estrada (II Palabra, 1964), Hipólito Pérez Calvo (III Palabra, 1994), Jesús Iglesias (IV Palabra, 1996), Manuel Martín Nieto (V y VI Palabra) y al titular del Santísimo Cristo de la Agonía o de los Balderas, copia de Amado Fernández del original de Gregorio Fernández. Además, todas las imágenes cristíferas están expuestas al culto público en diversas iglesias de la ciudad bajo una advocación concreta y diferente.

Cofradía de las Siete Palabras de León: el pregón por la ciudad

El pregón por la ciudad

Desde el año 2005, la Cofradía celebra durante el Jueves Santo el pregón anunciador de la procesión y del Sermón de las Siete Palabras que tendrá lugar al día siguiente. Para ello, un cortejo formado por jinetes a caballo recorren las calles de León, acompañados musicalmente por una Ronda compuesta por carraca, tambores, trompetas y fiscornos, iniciando el itinerario en el consistorio antiguo tras recibir la autorización por parte del Consistorio, y realizando paradas para proclamar el pregón en distintos enclaves de la ciudad.

Cofradía de las Siete Palabras de León: la figura del papón

Vestidos de papones

Popularmente, los cofrades de la Semana Santa leonesa son llamados papones, y aunque el origen de este término es incierto y se pierde en los tiempos, muy probablemente derive de la vestimenta que llevasen puesta en sus procesiones aquellos añejos cofrades que causarían tanto respeto que llegarían a asustar al público asistente. En cualquier caso, los papones de nuestra cofradía hermana visten con túnica lisa de terciopelo rojo sangre y anchas bocamangas de estilo monacal, capirote alto de lanilla blanca, capa de raso negro con vistas del mismo tejido en color blanco y cíngulo negro doble con dos borlas caídas al lado izquierdo.

IV) Venerable y Real Congregación del Espíritu Santo y Virgen de los Dolores (La Coruña)

La Congregación, la más antigua de cuantas componen la Semana Santa de La Coruña, fue fundada en el año 1673 con el fin de promover el culto hacia María Santísima en su advocación de los Dolores, siendo en el año 1788 cuando el rey Carlos III procediera a la aprobación de sus constituciones, añadiéndose el título de Real, pasando a denominarse desde ese momento con el nombre de Real y Venerable Congregación del Divino Espíritu Santo y María Santísima de los Dolores.

Desde su propia erección, la entidad estableció su sede canónica en la Iglesia Parroquial de San Nicolás, una de las parroquias con mayor historia de la ciudad de La Coruña cuya existencia se encuentra documentada a finales del siglo XIII, sufriendo varias reconstrucciones a lo largo de su historia puesto que, por ejemplo, llegó a ser arrasada en 1589 durante los asedios acometidos por las tropas del corsario inglés Francis Drake, hasta que finalmente se rehiciera completamente en el siglo XVIII bajo un estilo barroco gallego.

En dicho templo parroquial, y además de hallarse los restos de una de las más relevantes personalidades de la ciudad Teresa Herrera, se eleva el camarín titular de la Congregación, de estilo neoclásico y construido en granito durante el primer tercio del siglo XIX bajo trazado del importante escultor compostelano Manuel de Prado Mariño, que cobija la imagen de la Virgen de los Dolores. Desde siempre, el pueblo coruñés profesó una gran devoción por la imagen de la Santísima Madre y a ella acudían para implorar su protección en los momentos de mayor necesidad, como sucedería en 1854 cuando la peste del cólera asoló la ciudad, celebrándose entonces cultos en su honor y hasta ser sacada procesionalmente en rogativa.

Con referencia a la imagen en sí, se tiene constancia de que ya en tiempos de su fundación, la Congregación encargó una imagen que llegaría a salir en procesión, encargándose a principios del siglo XIX, un rostro y unas manos para ajustarse a una armazón, constituyendo en sí otra imagen con la que se pudieran intercambiar ropajes y aderezos entre ambas. Sin embargo, a raíz de la repercusión que en 1854 obtendría la imagen al ser ésta la que saliera en las rogativas citadas, quedaría ya ésta como definitiva titular (conservándose la antigua en la Sala Capitular), acometiéndose a lo largo del tiempo diferentes trabajos de acondicionamiento, y siendo agasajada con una imponente ajuar en donde destaca sobremanera el magnífico manto de terciopelo negro con bordados en hilo de oro que en 1917 fue tratado por las monjas de la Enseñanza y que, recientemente ha sido primorosamente por Antonio Araujo Luna, bordador de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra.

Aunque sin duda, la pieza más relevante que posee la Virgen es la suntuosa corona de oro y platino, conformada por miles de brillantes, perlas, diamantes y amatistas junto a un rubí y un topacio que le fue impuesta el 18 de agosto de 1929, cuando fue canónicamente coronada en una magna ceremonia celebrada en la plaza de María Pita bajo la presidencia del arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Zacarías Martínez (quien con anterioridad había sido obispo de Huesca) y la que asistiría el infante don Jaime de Borbón y Battenberg, en representación del rey Alfonso XIII.

Los principales cultos que celebra la Congregación, está lógicamente dedicados en honor a su titular, siendo cuatro los más destacados: la Función del Voto, que se celebra el tercer domingo de octubre en conmemoración de las gracias recibidas en el citado año 1854 en la remisión, bajo su intercesión, de la epidemia del cólera; el Septenario Doloroso, alrededor de la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores del 15 de septiembre; la Coronilla de los Dolores, alrededor de la fiesta de Pentecostés; y la Novena a la Virgen de los Dolores, que concluye en la tarde-noche del último viernes de la Cuaresma con la salida procesional de la imagen.

A esta solemne procesión, con la que inicia los actos de la Semana Santa coruñesa, acuden miles de fieles junto a las autoridades civiles y eclesiásticas, además de una representación de las otras cuatro corporaciones que conforman la Semana Santa coruñesa: la Cofradía de la Borriquilla; la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro; la Cofradía de la Pasión del Señor y de Nuestra Señora del Mayor Dolor; y la Hermandad y Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo del Amor y Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias.

Con salida a las ocho de la tarde desde su sede canónica, la procesión presenta algunos aspectos muy particulares, como la presencia de un pequeño grupo de tambores y bombo (con parche de plástico) tocados al modo típicamente aragonés y que se sitúan a la cabeza del cortejo, tras la cruz con el sudario que hace las veces de guía acompañada por sendos ciriales. Otra de las características propias de la Congregación es que las cofrades que se sitúan en las filas laterales del cortejo, no portan cirios o hachas, sino varal de madera con forma de cruz. También son portados siete estandartes rojos con pinturas alusivas a los Siete Dolores de la Virgen, siendo destacable que durante las últimas décadas se ha procedido a sustituir los pasos de ruedas por andas.

Su segunda salida procesional, se desarrolla en la mañana del Viernes Santo con la llamada procesión del Santo Encuentro, con salida a las once y media de la mañana desde la propia Iglesia Parroquial de San Nicolás. En esta procesión, la Congregación porta otros tres pasos además de su imagen mariana titular de los que se desconocen detalles de su datación y autoría, aunque se estima que sean de finales del siglo XIX y principios del XX: el que representa a Jesús con la Cruz a Cuestas, conocido también como El Tránsito, conjunto formado por cuatro tallas de tamaño natural, de diferentes épocas y procedencias y todas de vestir, presentando una imagen de Cristo, con brazos articulados que antaño muy probablemente sería reutilizada para aparecer en otras escenas de la Pasión (puesto que presenta clavos en las manos), y otras tres que corresponden al Cireneo y dos soldados romanos; la de La Verónica, que presenta a la santa mujer ataviada con túnica oscura con remates dorados y tocado blanco sujetando con sus manos el paño con la Santa Faz; y una imagen de San Juan, ataviada con capa y portando el evangelio.

Precisamente, el fin de esta procesión es recrear el encuentro de todos estos personajes en la calle de la Amargura, camino del Gólgota, por lo que se puede considerar que en realidad son tres procesiones en una, ya que la procesión se desglosa en tres, yendo por diferentes recorridos hasta encontrarse todas ellas ante la fachada del Palacio Municipal en la plaza María Pita donde se celebra el acto.

Finalmente, por la tarde, la Congregación acude con su paso de El Tránsito a la procesión del Santo Entierro. Una procesión muy ligada también con la Congregación, quien colaboró durante décadas con la Venerable Orden Tercera de San Francisco en su celebración, hasta que en la última década del siglo XX, se fundara la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y el Santo Entierro responsabilizándose de la organización. En dicha procesión, y aunque su salida se produce a las siete de la tarde desde la plaza de San Carlos I, es en la plaza María Pita en donde se produce la incorporación de la decena de pasos que componen el magno cortejo acompañados por sus correspondientes cofradías, siendo también éste el mismo lugar en donde se despiden tras recorrer varias de las calles del centro histórico de la ciudad.

Congregación de la Dolorosa de La Coruña: rojo y negro para un hábito

Rojo y negro para un hábito

El hábito penitencial de la Congregación está compuesto de túnica negra con ribetes y botones rojos en las bocamangas, con cíngulo y capuz del mismo color, capa encarnada, portando al cuello la medalla con la imagen del Espíritu Santo, por un lado, y por el otro, con la Virgen de los Dolores. Por su parte, los miembros infantiles visten roquete y capelina (sin usar prenda de cabeza), mientras que los portadores de la andas, llevan capillo negro.

Congregación de la Dolorosa de La Coruña: San Juan Evangelista

Encuentro con San Juan

La Congregación porta en andas en su procesión del Viernes Santo, una imagen de vestir del siglo XIX de san Juan Evangelista que acompaña a la Virgen de los Dolores durante un céntrico recorrido procesional hasta encontrarse en la plaza de María Pita con Cristo camino del Calvario y la Verónica.

Tres siglos y medio junto a la Madre

La imagen de la Virgen de Dolores, que fue coronada canónicamente en 1929, permanece expuesta al culto durante todo el año en la Parroquia de San Nicolás, quedando cobijada en un suntuoso camarín de granito, en cuya parte superior también se halla el Espíritu Santo representado en forma de paloma, conformando así una excepcional iconografía que refiere a sus dos advocaciones titulares.

V) Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro (Tarazona)

La Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro, denominación actual de esta corporación tras la reforma estatutaria acometida en el año 2002, es heredera de las más vetustas tradiciones de la Semana Santa de Tarazona, declarada “Fiesta de Interés Turístico de Aragón”.

Para conocer la historia de nuestra recientemente hermanada Cofradía, hay que remontarse al año 1565, cuando recogiendo la tradición recogida por el insigne historiador y teólogo aragonés Vicente Blasco de Lanuza en sus “Historias eclesiásticas y seculares de Aragón” fue entregada a los padres de la Observancia de San Francisco una imagen de Cristo con la que «florecer con él con nueva perfección, la virtud, que él había siempre dado luz al mundo».

Esta bella imagen de madera policromada, articulada y aderezada con cabellera de pelo natural, de tamaño natural y autor anónimo, posee similares características al zaragozano “Cristo de la Cama”, pudiéndose encuadrar dentro del tardomanierismo reformado que se practicaba a finales de siglo XVI en los talleres aragoneses, siendo conocida a partir de la segunda década del siglo XVII como el “Santo Cristo de la Venerable Orden Tercera”, precisamente al erigirse esta comunidad asociativa de fieles dependiente de la comunidad franciscana en la Iglesia conventual de San Francisco de Asís.

Sobre este convento, cuenta la tradición que fue fundado por el propio san Francisco de Asís a su paso por Tarazona camino de Santiago de Compostela, habiendo instaurado hacia el año 1214 una comunidad de frailes menores, si bien la documentación más antigua conservada no permite datar la fundación del convento hasta la segunda mitad del siglo XIII. Elevada una iglesia conventual, ésta fue reconstruida entre los años 1523 y 1542, instaurándose en ellas varías hermandades piadosas y gremiales, como la de San Francisco (germen de la que posteriormente sería Venerable Orden Tercera), la de Nuestra Señora de la Piedad o la de Santa María del oficio de mercaderes, contribuyendo todas ellas a mejorar sustancialmente la casa franciscana, obteniendo permiso para erigir en la iglesia conventual sus propias capillas y disponiendo de lugar para enterramiento de sus cofrades.

Volviendo a la antiquísima y veneradísima talla crístefera, titular de la Cofradía y a la que el pueblo fiel turiasonense acudía con fervor para implorar su favor en situaciones de grave necesidad por sequía o epidemias, el padre Faci recoge palabras dedicadas por la venerable María de Jesús de Ágreda, quien diría que «esta Santa Imagen era muy parecida a la S.S. Humanidad de Christo Nuestro Señor, cuya imagen es, con que queda dicha bien su descripción, pues no tenía más que imitar la devoción y el Arte», apostillando ya el escritor franciscano que, aunque mucho podría decirse de esta imagen que la Venerable Orden Tercera consigue lograr «la mejor dirección, oyendo en su Celestial aspecto, la voz viva, que la preciça humildad y desprecio de todo lo terreno, que es el fin de sus Santos Exercicios».

La misma queda expuesta al culto durante todo el año, excepto para la novena que antecede a la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y durante el Triduo Santo que se traslada al retablo mayor de la antigua iglesia franciscana (reconvertida en parroquia desde 1983), en una amplia y magnífica capilla construida a su vez en 1793 sobre otra antigua oratorio medieval dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles, siendo costeada por la Venerable Orden Tercera, encargándose de la obras el maestro José Besurto e interviniendo otros artistas como Joaquín Mata, Roque Forjada que se encargaría de la rejería o José Salesa, quien construiría el majestuoso templete-baldaquino que desde 1801 cobija la imagen cristífera, que es la auténtica protagonista de los actos penitenciales de la ciudad y de su procesión más relevante, la del “Santo Entierro”.

Creada por la Venerable Orden Tercera en 1629, durante años vino celebrándose en la mañana del Sábado Santo antes del “toque de gloria”, pasando a la tarde del Viernes Santo desde 1769 por decreto del obispo José Laplana y Castellón. Tempranamente, incorporaría ricos elementos con los que manifestar el duelo del pueblo turiasonense por la muerte del Redentor, recreando todo un cortejo fúnebre en el que aparecían los estandartes de las doce tribus o los de las catorce estaciones del Vía Crucis, y en el que desempeñaban un papel fundamental el grupo de alabarderos, creados al parecer a mitad de siglo XVIII con la función de abrir paso a la procesión. Desde la segunda mitad del siglo XIX tienen la obligación de realizar guardia ante el monumento o lugar de reserva del Santísimo expuesto en la tarde del Jueves Santo y posteriormente en el Sepulcro, desde la terminación de la predicación de las Siete Palabras hasta la hora de la procesión. Actualmente, este grupo se encuentra integrado dentro de la propia Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro, y en la procesión preceden al Cristo con estandartes, tambores, lanzas y escudos y con la entrañable figura del paje.

Durante estos casi cuatro siglos de historia, la procesión ha mantenido su propia esencia, si bien pueden encontrarse ciertas similitudes con la procesión que en la tarde del Viernes Santo celebramos en nuestra ciudad de Zaragoza. En la misma, actualmente participan las distintas cofradías y hermandades de la Semana Santa de Tarazona, estando presidida por el “Santo Cristo de la V.O.T.” que adopta una posición yacente y que reposa sobre una rica cama que es portada a hombros por miembros de nuestra Cofradía hermana de las Siete Palabras y el Santo Entierro.

Momentos antes del inicio de la procesión, y tras los oficios del Viernes Santo, se celebra en el interior de la iglesia de San Francisco otro de los cultos tan enraizados en monasterios franciscanos de todo Aragón (como sucedía en el homónimo convento zaragozano donde la comunidad franciscana celebraba conjuntamente con la Hermandad de la Sangre de Cristo), como es la función del descendimiento o del “abajamiento”.

El mismo, tal y como recogieron en su momento nuestro hermano bienhechor Juan Carlos Peralta Soria y Alfonso García de Paso Remón (en su ponencia presentada en el primer Encuentro Regional de Cofradías de Aragón celebrado en 1992), tenía lugar «tras la predicación de las Siete Palabras en el interior de la iglesia de San Francisco en el que se había colocado un estrado con la cruz y el Cristo de la V.O.T. Una niña de unos 14 años y enlutada (la Virgen) pasaba en compañía de dos ángeles con velas a besar los pies de Cristo haciendo tres genuflexiones antes de llegar a la cruz. Luego pasaban san Juan, José de Arimatea y Nicodemo que eran tres sacerdotes con alba, cíngulo negro y estola negra, y colocando largas escaleras sobre los brazos de la cruz a la que subían dos de ellos y quitando primeramente la corona la pasaban al de los pies de la cruz que la mostraba seguidamente al pueblo, dándosela a la niña (la Virgen)».

Hoy en día, y pese a perderse algunos elementos y personajes, el ritual ha perdurado, siendo los hermanos de la Cofradía quienes proceden a desenclavar a Cristo, procediendo a su descendimiento para, seguidamente, colocarlo en posición yacente en su “cama-trono” con la que presidirá el “Santo Entierro”. Precisamente, a la conclusión de éste, tiene lugar el tercero de los grandes actos de la jornada, al procederse al “Sellado del Sepulcro”, en el que se introduce la imagen en una urna acristalada, mientras los alabarderos se cercioran de que todo se cumple.

Decaídos los actos desde la desamortización, atravesando años de verdaderas dificultades, tras la Guerra Civil surgiría una iniciativa de recuperar la esencia de la Venerable Orden Tercera, y por mediación y aprobación del obispo Manuel Hurtado y García, se fundaría en 1952 una nueva Cofradía bajo la denominación del “Santo Cristo de la Venerable Orden Tercera”, que se encargaría de devolver la solemnidad requerida a los actos de la tarde del Viernes Santo, saliendo en la procesión del “Santo Entierro” vistiendo túnica y capirote negro con capa blanca con el escudo de la Cofradía, que corresponde a la llamada “Cruz de Jerusalén”, el emblema compuesto por una cruz potenzada rodeada de cuatro cruces más pequeñas, siendo conocida también como “Cruz de las Cruzadas”, al ser entregada como enseña por Urbano II a los primeros cruzados. Además, llevan cíngulo y guantes blancos, y al cuello portan una medalla con la efigie del Santo Cristo de la Venerable Orden Tercera.

Recogiendo también las esencias de la Semana Santa aragonesa, como la integración de una sección instrumental conformada por tambores, bombos, timbales y cornetas, como se decía al inicio sería en el año 2002 cuando la primitiva Cofradía modificaría sus Estatutos pasando a denominarse Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro, organizando en la mañana del Viernes Santo, con salida a las doce en punto (igual que nuestra Cofradía) la procesión en la que predican las últimas palabras de Cristo desde la cruz, portando un original paso conformado por la talla de un Cristo crucificado rodeado de siete faroles que precisamente simbolizan cada una de las Palabras.

Siete Palabras de Tarazona: la imagen del Santo Cristo de la Venerable Orden Tercera (fotografía de Ignacio Pablo).

El Santo Cristo de la V.O.T.

La devoción particular de la Cofradía se dirige hacia una de las más antiguas imágenes de todo Aragón y, lógicamente, enseña de la Semana Santa de Tarazona: el Santo Cristo de la Venerable Orden Tercera, una talla articulada y aderezada con cabellera postiza, que fue donada a los franciscanos a final del siglo XVI, adoptando una iconografía de crucificado pero que, tras la ceremonia del Descendimiento, se adapta a yacente.

Siete Palabras de Tarazona: procesión de las Siete Palabras (fotografía Archivo de la Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro de Tarazona)

Procesión de las Siete Palabras

La Cofradía, al igual que hace la nuestra, organiza desde las doce de la mañana del Viernes Santo, la procesión con la predicación pública de las Siete Palabras por las calles de Tarazona, portando un paso conformado por la imagen de un Cristo crucificado rodeado por siete faroles alusivos a las Palabras.

Siete Palabras de Tarazona: función del Descendimiento (fotografía Archivo de la Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro de Tarazona)

Los cultos de la tarde del Viernes Santo

La Cofradía es heredera de las antiguas tradiciones cultuales que las comunidades franciscanas extendieron por todo Aragón, incluyendo nuestra ciudad de Zaragoza. De este modo, cada tarde del Viernes Santo organizan un extenso programa paralitúrgico que se inicia con la “Función del Descendimiento”, seguida de la procesión del “Santo Entierro” y del “Sellado del Sepulcro”.

Para más información o para contactar con nuestras cofradías hermanadas

Emblema de la Venerable y Mercedaria Hermandad de Penitencia de las Siete Palabras del Stmo. Cristo de la Sed y María Santísima de la Piedad de Cádiz

Venerable y Mercedaria Hermandad de Penitencia de las Siete Palabras del Stmo. Cristo de la Sed y María Stma. de la Piedad

CÁDIZ

Parroquia de Ntra. Sra. de la Merced
Plaza de la Merced, 1
11.006 – Cádiz

Emblema de la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz de León

Cofradía de las Siete Palabras
de Jesús en la Cruz

LEÓN

Parroquia de San Marcelo de Tánger
Calle Legión VII, 3
24.003 – León

Emblema de la Venerable y Real Congregación del Espíritu Santo y Virgen de los Dolores de La Coruña

Venerable y Real Congregación del Espíritu Santo
y Virgen de los Dolores

LA CORUÑA

Parroquia de San Nicolás
Calle San Nicolás, 18
15.001 – A Coruña

Emblema de la Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro de Tarazona

Cofradía de las Siete Palabras
y el Santo Entierro

TARAZONA

Parroquia de San Francisco de Asís
Calle Iglesias, 2
50.500 – Tarazona (Zaragoza)


Autoría del artículo: David BENEDED BLÁZQUEZ (ap. I-V; 2023); y Juan Luis PEÑA ABÓS (aps. II y III; 2018-2021). Zaragoza: Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan Evangelista.

Fotografía de cabecera: Foto de familia, a los pies del Cristo de la Venerable Orden Tercera, tras el acto de hermanamiento llevado a cabo el 14 de septiembre de 2023 en la iglesia de San Francisco de Asís entre nuestra Cofradía y la Cofradía de las Siete Palabras y el Santo Entierro de Tarazona (fotografía de Nacho Pablo).

Fotografías secundarias: Actos de hermanamiento (Archivo de la Cofradía e Ignacio Pablo); todas las demás fotografías de las cofradías hermanadas han sido obtenidas de los medios de comunicación de las respectivas corporaciones.