Toda la vida de Jesús fue expresión de un amor inmenso hacia todos los seres humanos sin condición ni limitación alguna. Pero es en el momento de la cruz, donde de una manera sintética Jesús nos regala siete palabras que son el resumen perfecto de su obra, de su vida, de su mensaje. Nos las entrega como el mejor regalo que puede hacernos para que a lo largo de los años y de los siglos queden bien fundados los pilares de su enseñanza, en este caso rubricados no sólo por sus palabras sino sobre todo con la cruz, signo inequívoco de su amor al ser humano. Allí, contemplando tamaño espectáculo permanecen curiosos, escépticos, corazones dolientes, intelectuales, rigoristas e indiferentes para los que la muerte de Jesús no era más que una ejecución más…, sin incidencia ninguna ni para su vida, ni para la historia.
Mosén Francisco Izquierdo Molins intuyó que estas siete palabras de Cristo en la cruz serían el resumen interpelador, revolucionario, ilusionante para las generaciones venideras, explícito, sintético, y por ello siempre nuevo. Y desde su fundación, la Cofradía de las Siete Palabras y San Juan Evangelista cumple con este gozoso deber de predicar públicamente las siete palabras de Cristo en la cruz por las calles de Zaragoza, tal y como emanaban nuestros estatutos fundacionales y siguen dictaminando los vigentes aprobados por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo D. Vicente Jiménez Zamora por decreto de fecha 19 de enero de 2017:
«La Cofradía es de carácter penitencial y el fin principal de la misma es llevar la predicación de las Siete Palabras que Cristo pronunció en la Cruz a diversos lugares de la ciudad el día de Viernes Santo, y promover el culto y la devoción a Jesús Crucificado, a la Santísima Virgen y a San Juan Evangelista».
Art. 7º de los actuales Estatutos de la Cofradía
Consecuentemente, por muchas contrariedades que se pongan en nuestro camino, la Cofradía cada Viernes Santo a las doce de la mañana se dispone a renovar su encargo misionero de predicar públicamente estas siete palabras, viviéndolas con una emoción contenida, con una fe profunda y desde un compromiso personal y sincero, sabiendo que cumplimos con este deber y que, a la vez, es para nosotros fuente de espiritualidad en nuestra vida.
- I) Del por qué cada Viernes Santo salimos a predicar públicamente las Siete Palabras
- II) «Formarán 36 hermanos de vela con capirote; 12 con tambor y tercerol; y 8 que empujarán el paso»
- III) La evolución de una procesión que recorre el corazón de Zaragoza
- IV) «Proclama la Palabra, insiste… exhorta con toda magnanimidad y doctrina» (2Tim 4, 2)
- V) Momentos esenciales de nuestra procesión del Viernes Santo
- Referencias Bibliográficas
I) Del por qué cada Viernes Santo salimos a predicar públicamente las Siete Palabras

Las siete últimas palabras que Jesús nos legó desde la Cruz, son para todos (incluso para quienes no son hermanos de la Cofradía o ni siquiera cristianos) un testamento de esperanza y de amor. El mensaje de Jesús no iba, ni sigue yendo, con los ricos y poderosos de la tierra, pues Él abrazaba a los despreciados leprosos, hablaba con los extranjeros, comía con los pecadores públicos, proclamaba que los últimos serían los primeros en su Reino, convivía con los pobres, con los enfermos, con los perseguidos. Y siguiendo las huellas de Jesús, son ellos por los que debemos actuar y a quienes nos tenemos que acercar con nuestra predicación.
Como nos instaba el capellán de honor de la Cofradía, José Manuel Arenal, el salir a predicar públicamente las Siete Palabras nos urge a vivir, en la vida personal y pública, el estilo de las Bienaventuranzas; y es éste un reto que no podemos eludir. De nosotros puede y debe decirse que somos portadores de la Palabra de Vida, de las Palabras del Salvador. Siete Palabras, siete expresiones, proclamadas desde la autenticidad que proporciona la muerte como ámbito de las mismas, que Jesús nos entrega y que se renuevan cada año, llegando al más hondo de nuestro ser al poder ser aplicadas a situaciones concretas de nuestra vida personal y colectiva.
Además, y aunque se podrían haber escogido otras formas (como incluso las circunstancias nos han obligado a llevar a cabo algunos años, especialmente en los años 2020 y 2021), la predicación de las Palabras las hacemos de forma pública en el contexto de una procesión, que no es otra cosa que un acto solemne de culto paralitúrgico en el que rememoramos (no sólo recordamos, sino que hacemos presente, volvemos a vivir) el Misterio Pascual, manifestamos públicamente las verdades de nuestra fe y transmitimos y predicamos el mensaje de Cristo. Consecuentemente, y en un ambiente de oración y penitencia, el auténtico sentido de la procesión es espiritual, testimonial y evangelizador, puesto que si se «redujera a mera expresión folclórica, sería traicionar su verdadera esencia» (Juan Pablo II, 1993).
La Cofradía en la calle, es una muestra más de lo que es durante todo el año. Pero especialmente en nuestra procesión titular, se hace heraldo de la Buena Noticia que nos ofrece Cristo desde la Cruz. El mismo Cristo que, por nuestra salvación, «aun siendo de condición divina, se humilló a sí mismo, obedeciendo al Padre hasta la muerte y muerte de Cruz» (Flp 2, 6-8). La Cofradía no sale a las grandes plazas y avenidas de la ciudad como mero espectáculo itinerante para complacer y entretener, sino para dar testimonio de fe. Para anunciar y proclamar el mensaje de «vida y salvación» que es el Evangelio. Para comprometerse con quienes más lo necesitan.
Y eso es lo que la Cofradía hace cada mañana del Viernes Santo desde 1940, con cientos y cientos de hermanos ataviados con sus hábitos blancos y verdes, pero también con todos los que nos siguen de cerca y con quienes están allí presentes aún sin poder estar físicamente. Con nuestros organizados instrumentos, con nuestras brillantes velas y artísticos atributos, con nuestros excelsos cuatro pasos. También con nuestras debilidades y limitaciones de humildes cristianos. Pero ante todo con valentía, sin miedos ni vergüenzas, comprometiéndonos. Tratando con naturalidad los problemas de nuestro entorno. Solidarizándonos con tantos hombres y mujeres que, hoy en día, sufren todo tipo de injusticias y atropellos. Denunciando con nuestra predicación, en base a la Doctrina Social de la Iglesia, como tantos derechos fundamentales siguen siendo pisoteados. Palabras, por tanto, que llaman al perdón, a la reconciliación, a la acogida generosa y eficaz al hermano que nos necesita, la sed operante de justicia y de paz, el desprendimiento de sí mismo hasta la radicalidad de dar la vida si es preciso.
«Las Siete Palabras no deben ser contempladas tan sólo en unos faroles, unos pasos procesionales o una aparatosa proclamación al aire libre en un día tan agobiante como el Viernes Santo. Deben ser meditadas en el interior de las almas y servir de alimento nutritivo para el apostolado y la vida cristiana. No vamos a ver las Siete Palabras, sino a escuchar y recibir la semilla del testamento amoroso de Jesús crucificado».
Rvdo. D. Mariano Sergio Mainar Elpuente, predicador de alguna de nuestras palabras durante diez años
Consecuentemente, haga calor o frío, resplandezca el sol o caigan sobre nosotros tempestades, en tiempos de bonanza o sumergidos en duras y graves crisis sociales, económicas o sanitarias, en el bullicio de la calle o en la intimidad de nuestros hogares o de los templos que en momentos concretos nos han acogido, la Cofradía con fidelidad inquebrantable siempre ha cumplido con su compromiso de anunciar las Siete Palabras.
II) «Formarán 36 hermanos de vela con capirote; 12 con tambor y tercerol; y 8 que empujarán el paso»
Tras varias semanas de incesante y frenética actividad, en la mañana del 22 de marzo de 1940 se produciría la primera salida procesional de nuestra Cofradía. Previamente, la recién constituida junta de gobierno había realizado las gestiones oportunas para configurar el que sería nuestro primer cortejo procesional, quedando reflejado en el “Libro de Actas” como en la reunión celebrada el 19 de marzo de 1940, se establecía que la procesión estaría conformada por «36 hermanos de vela con capirote; 12 con tambor y tercerol; uno con cornetín y 8 que empujarán el paso». Un paso que sería el de “El Calvario” que cedería la Hermandad de la Sangre de Cristo, ante la negativa de ésta de permitir la incorporación de un grupo escultórico que acorde a la misión fundacional presentase a un Cristo todavía vivo y no ya muerto (e incluso, con el costado traspasado por la lanza de Longinos) como se representa en el monumental paso tallado por José Alegre.
Para esta primera salida, los hermanos de vela junto a los cargos procesionales se ataviaron ya con el hábito penitencial con la característica túnica blanca y el capirote verde, mientras que el resto de componentes del cortejo llevarían tercerol negro ya fuesen hermanos de la Cofradía, como por ejemplo los portadores del paso (conociéndose que para tal fin la Hermandad de la Sangre de Cristo cedió ocho terceroles que fueron devueltos en 1951) como para aquellos otros participantes que no eran miembros efectivos de la Cofradía. Entre éstos, y como es conocido, se incluirían los doce integrantes de la banda del Regimiento de Infantería nº. 52 que tocaron el tambor y el cornetín de órdenes, así como los portadores de los primitivos faroles de las palabras construidos en los talleres Quintana en 1913, que no solo irían ataviados con tercerol negro sino que además, también lo hicieron con túnica de ese color, por lo que es muy probable que fuesen las mismas personas que tenían a su cargo portar estos atributos en la procesión del “Santo Entierro”.
A las doce de la mañana de un Viernes Santo, que amaneció «cargado de nubes marceñas» y un «airecillo borrascoso» que hacía temer el deslucimiento de las manifestaciones de religiosidad popular que iban a celebrarse pero que a medida que fueron llegando las horas centrales se iría despejando y «el aire se hacía por momentos más suave y tranquilizador», se abrirían las puertas de la Iglesia de Santa Isabel de Portugal ante una plaza abarrotada de espectadores que aguardaba el inicio de la procesión, al igual que lo hacían los miembros de la Guardia Municipal, montada a caballo y con traje de gala, que abrirían un desfile en el que figuraban dos presidencias: la primera con el Rvdo. D. Carmelo Coromina, hermano de la Cofradía, y representaciones de otras cofradías invitadas; y una segunda con el Rvdo. Capellán Mosén Francisco; el hermano mayor, Emilio Lasala Liñán; el representante de la Hermandad de la Sangre de Cristo; el Sr. Gobernador Civil y Barón de Benasque, D. Francisco Sáenz de Tejada; el presidente de la Audiencia, D. Gerardo Álvarez de Miranda; el delegado provincial D. Ginés Albareda Herrera; el jefe de la Guardia Municipal; y el secretario particular del Gobernador, Sr. Manso.
En los días previos a la procesión, la prensa local se hacía eco de «la más excepcional novedad de esta Semana Santa zaragozana, acogida con la mejor veneración y respeto» que suponía la predicación de las Siete Palabras de forma pública por las calles de la ciudad, anunciando el recorrido previsto. El mismo partiría de la iglesia de Santa Isabel de Portugal, recorriendo las estrechas calles de la Virgen y Danzas, para llegar a la plaza del Pilar continuando por la calle de Alfonso I (accediendo a la plaza de Sas), Coso, arco de San Roque, calle Palomeque, plaza Santángel, calle Azoque, Escuelas Pías, San Pablo, plaza de San Pablo, calle de San Blas, plaza del Mercado, calle de Manifestación y plaza de San Cayetano.
Sin embargo, este itinerario anunciado debió sufrir alguna alteración de última hora, puesto que como deja en evidencia la portada de “Heraldo de Aragón” de 23 de marzo de 1940, la procesión recorrió parte del tramo del paseo de Independencia, pasando por la plaza de España y subiendo hasta, o bien la calle entonces llamada «Requeté Aragonés» o como, efectivamente consta en el recorrido del año 1941, por la calle Cádiz, alcanzando la plaza de San Roque por las calles Azoque y Teniente Coronel Valenzuela. Y aunque se pudiera teorizar de que la citada imagen de la portada del “Heraldo” fuese tomada en la procesión del “Santo Entierro”, detalles como la presencia en la presidencia de representaciones de otras cofradías o cómo algunos integrantes del cortejo giran hacia la derecha (cuando en la procesión vespertina, ese año se recorrió completamente «todo el paseo de la Independencia, por ambos andenes, en sentido de ida y vuelta») dejan clara evidencia de que, efectivamente, la “toma” fue realizada durante nuestra primera salida procesional.
En cualquier caso, las predicaciones llevadas a cabo con «elocuencia, unción fervorosa y mística» por dos de los hombres fuertes de la Acción Católica zaragozana como eran mosén Pedro Dosset Monzón y nuestro propio fundador, mosén Francisco Izquierdo Molins, acompañados por el sacerdote jesuita Joaquín Tapies Riu y el canónigo José María Bregante Lacambra, se realizaron puntualmente en los lugares previstos, llamando poderosamente la atención que todos los enclaves seleccionados fueron plazas. Así, la primera palabra fue en la plaza del Justicia, a las doce; la segunda, en la plaza del Pilar a las doce y media; la tercera, en la plaza de mosén Santiago Sas a las doce y cincuenta y cinco; la cuarta, en la plaza de San Roque a la una y veinte; la quinta, en la antigua plaza de Santángel a la una y cuarenta y cinco; la sexta, en la plaza de San Pablo a las dos y diez; y la séptima y última, en la plaza del Mercado a las dos y cuarenta de la tarde. Además, y como sucedería durante bastantes años, la procesión culminaría con todo el cortejo entrando en el interior de San Cayetano, dirigiendo mosén Francisco unas palabras de despedida desde el púlpito.



Fotografías publicadas en “El Noticiero” y en “Heraldo de Aragón” el 23 de marzo de 1940 referentes a nuestra primera salida procesional, pudiéndose observar el paso de “El Calvario” al poco de salir de San Cayetano, concretamente, en el tramo más cercano al establecimiento hotelero que hay actualmente en la plaza del Justicia con la calle del Temple al fondo; otro detalle de los portadores del paso ataviados con terceroles negros, mientras los hermanos de vela llevan capirote; y una vista general de la procesión en el paseo de la Independencia, tramo del itinerario que inicialmente no estaba previsto que recorriera pero que debió incluirse en el último momento.
III) La evolución de una procesión que recorre el corazón de Zaragoza
La luminosidad matutina de nuestra procesión que contrastaba con el ambiente luctuoso y tenebroso del resto que se celebraban en la Semana Santa zaragozana (puesto que todas las demás de aquella época, inclusive la de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén se celebraban en horas vespertinas o nocturnas), unida al espectacular reclamo de nuestros tambores y el interés que despertaba el poder oír públicamente las Siete Palabras, algo hasta entonces inusitado, pudiéndolo hacerlo además de boca de eminentes sacerdotes, hizo que rápidamente nuestra procesión titular fuese «aguardada y seguida por un gentío considerable y bullicioso» (Celma Alcaine, 1942).
Para la organización de la segunda de nuestras procesiones, se crearía un protocolo de salida que perduraría casi inmutablemente durante años:
«A las once de la mañana, reunión en el Colegio de San Felipe, donde se vestirán con los hábitos y esperarán la hora de salida. A las once y media, los hermanos designados para llevar el paso y los faroles de las Siete Palabras se trasladarán a la iglesia de San Cayetano entrando por la puerta de la calle del Olmo. A las doce menos cuarto, saldrán los restantes hermanos formados en comunidad. Los de tambor de tres en fondo, sin tocar. Las filas de hermanos con las hachas apagadas. A las doce en punto se abrirán las puertas de la iglesia y saldrá la comunidad en el orden indicado, guardando siempre una formación correcta. Delante de la Presidencia y entre las filas se colocarán los faroles de las Siete Palabras y el paso de “El Calvario”. Un toque de trompeta y redoble de tambor ordenado por el Cetro, indicarán la marcha y el comienzo de la procesión».
Acta de Junta de Gobierno, 7 de abril de 1941
Como se puede observar en el mismo, aparecen algunos aspectos reseñables. El primero de ellos, es que ya se preveía un lugar de concentración, el “Colegio de San Felipe”, que se encontraba ubicado en el antiguo palacio de los Condes de Argillo (posteriormente sede de la Delegación Provincial de Ciegos y actual Museo Pablo Gargallo) en el que los hermanos, no solamente podían vestirse el hábito y prepararse, sino que también procedían a la formación del cortejo, para ir ya dispuestos a la Iglesia de San Cayetano, entrando a su interior por la puerta excusada de la calle del Olmo (próxima a nuestros actuales locales).
Precisamente este aspecto sería otra de las particularidades que se producirían en nuestra procesión titular durante muchos años, y es que el cortejo entero salía desde el interior del templo, y finalizaba también accediendo completamente al mismo, lo que se realizó de forma más o menos continuada (y con pequeños matices) hasta el año 1965. Ese Viernes Santo, coincidente con el regreso de los Teatinos a la Real Capilla de Santa Isabel de Portugal, la Cofradía formaría en la parroquia de San Felipe y, ya organizada, saldría camino de la calle del Temple desde donde se incorporaría a la procesión, sustituyéndose también el modo de terminar la procesión, ya que la plática final de mosén Francisco ya no se realizaría desde el púlpito (que por otra parte, acabaría incluso desapareciendo para seguir las directrices del Concilio Vaticano II) sino que se llevaría a cabo de un modo prácticamente similar a como se desarrolla en nuestros días: por megafonía y con todo el cortejo formado en la plaza. Y si bien, tras la polémica suscitada por la salida provocaría que nuevamente la sección de instrumentos saliese íntegramente desde el interior, finalmente, en 1976, «para abreviar diez minutos la salida, el grupo de tambores, timbales y bombos, ya tan numeroso, no salga de San Cayetano sino que formará de cinco en fondo en la plaza del templo proveniente de la calle Santa Isabel».
En cuanto a los recorridos, señalar que durante los primeros años se tenía la intención de acudir a los entornos de diferentes parroquias, principalmente, porque en ellos estaban asentados centros de la Acción Católica permitiendo de este modo que sus militantes se hicieran partícipes directos de la predicación pública. De ahí que, por ejemplo se optara por acudir a las calles adyacentes de la parroquia de Santiago el Mayor y de San Pablo, determinándose en Capítulo que a partir de 1945 se dejase de asistir al “barrio del Gancho” puesto que al haberse fundado en él la Cofradía del Silencio también por miembros de la JAC, ya no era precisa nuestra presencia evangelizadora.
En cualquier caso, el planteamiento de los itinerarios estuvo marcado esencialmente por los planes de ordenación urbana que se iban ejecutando y otras obras de reforma de calles y avenidas que se sucedían. Otro aspecto que fue considerado durante décadas es que se evitaba cruzar dos veces la calle Manifestación (en el itinerario de ida y, horas después, en el de vuelta) optando por regresar a San Cayetano desde el otro lado, yendo primero por la antigua calle Escuelas Pías (hasta 1947) o por la calle Cerdán (desde 1950 a 1967) para, bien optar por ir a la plaza del Mercado y por ese tramo de Manifestación más próximo a las Murallas Romanas, o incluso entrar a la plaza del Justicia por la estrecha calle Buen Pastor.
Ya en el año 1968, y con la ejecución del llamado “plan general de Larrodera”, que supondría el derribo de la manzana de las citadas calles Cerdán y Escuelas Pías para construir la actual avenida César Augusto, se optaría por establecer un recorrido que, de alguna forma, podríamos denominar como “el clásico”, puesto que es el que más veces se ha llevado a cabo y el que perdura en la memoria colectiva de cofrades y espectadores. De esta forma, y tras salir de San Cayetano, se bajaba por Alfonso I hacia el Pilar para volver a subir por Don Jaime I (en algunos años, previamente se accedía a la plaza de la Seo donde se predicaba una de las Palabras desde el balcón del palacio arzobispal), pasar por el Coso (e incluso predicar en los balcones del palacio de Diputación Provincial con el cortejo rodeando la plaza de España) y retornar a la calle Alfonso I (con inexcusable parada en la plaza de Sas) regresando a la Iglesia de Santa Isabel de Portugal, de nuevo por el mismo tramo de Manifestación. Un recorrido que se repetiría de forma ininterrumpida (con excepción del año 1969 que se pasaría por las Murallas Romanas) hasta 1983, cuando se optaría por ampliar el itinerario para poder pasar por la Basílica Parroquia de Santa Engracia, volviéndose a producir nuevas modificaciones por las obras de la plaza del Pilar iniciadas en 1989.
Con pocas variaciones desde entonces, excepto en los años 1996, 1997 y 2002 cuando se optará por recorrer la plaza de La Seo y la calle Sepulcro (yendo a parar a San Vicente de Paúl), desde 2003 se viene repitiendo el ya citado recorrido “clásico”, eso sí, ya sin entrar en la plaza dedicada al héroe de los Sitios, Santiago de Sas.
El desarrollo celebrativo, por su parte, también se ha mantenido en el tiempo, ajustándolo con pequeñas variaciones y algunas importantes excepcionalidades.
La primera de ellas, hace referencia a la hora de salida, puesto que en dos ocasiones se ha modificado la hora de inicio de la procesión: adelantándose a las once en el año 1956, debido a las modificaciones introducidas en la Liturgia de la Semana Santa, siendo precisamente este Viernes Santo el que también por vez primera y única, todas las palabras fueron predicadas por un único sacerdote, el canónigo de la Catedral de Pamplona, Santos Beguiristáin Eguilaz; y en el año 1995, adelantando la salida media hora, produciéndose este hecho tras la decisión tomada por el Capítulo General de Hermanos con objeto de que la procesión terminase a las tres en punto de la tarde, puesto que en los años precedentes se había alargado la duración de la misma, alejándose de la «hora nona» que señalan los evangelios en la que Cristo expiró.
Por otra parte, las inclemencias meteorológicas también han provocado en diferentes ocasiones la variación del recorrido o de los lugares de predicación previstos. Así, algunos de los chaparrones estoicamente soportados por nuestros hermanos supusieron modificar sobre la marcha algún tramo del recorrido o aligerar la marcha para regresar antes a nuestra sede canónica. Especialmente delicadas fueron las trombas de agua que cayeron en el año 1969, desfilando prácticamente solos por el tramo de las Murallas Romanas que ese año se estrenaba; las granizadas de 1983 y 2012, la primera en medio de la predicación de la quinta Palabra entre la calle Azoque y Teniente Coronel Valenzuela, resguardándose los hermanos infantiles en garajes de la zona, y la segunda cuando apenas había salido la peana del “Cristo de las Siete Palabras” a la calle, decidiendo retornar a San Cayetano y reiniciar la procesión cuando remitiera el temporal. Precisamente ese año 2012, junto a los precedentes de 2009 y 2011, y el posterior de 2016, la lluvia haría que varias de las Palabras tuvieran que ser predicadas en el altar mayor de la Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar, a cuyo interior accedería toda la Cofradía en pleno tras obtener la pertinente autorización por parte del Excmo. Cabildo Metropolitano.
En cualquier caso, estas dificultades no aminoraron nunca el ánimo de los hermanos de la Cofradía y su compromiso por seguir cumpliendo su misión estatutaria fundacional:
«¿Daños? Prácticamente ninguno. Dos o tres bombos deteriorados y el paso de la Quinta que por sus características corría más peligro, se quedó en Santa Isabel de Portugal, aunque pudimos rendirle honores. Nuestro paso titular no sufrió ningún daño y la base de la cruz del Cristo de la Peana se hinchó por la lluvia y tuvo que posponerse una semana su colocación en San Gil. El Cristo más limpio y brillante que nunca. Más de uno, de otras cofradías me dijeron que si estábamos locos por salir así. Lo único que se me ocurrió decir fue, que los de las Siete Palabras somos así. Nuestro compromiso de la Predicación pública de las Siete Palabras que Cristo pronunció en la Cruz, según nuestro art. 7 de los estatutos se ha cumplido por 70 veces 7. Sin duda un año para la historia».
Francisco J. Romero Aguirre, hermano mayor de la Cofradía en 2009
De históricas también pueden catalogarse las procesiones de 1989 y de 2014, en las que la Cofradía conmemoraría jubilarmente su cincuenta y su septuagésima quinta salida, presentando algunas novedades. En la del “Cincuentenario” y además de estrenarse el estandarte conmemorativo de nuestro hermanamiento con la cofradía homónima de Cádiz y de bendecirse el paso de “La Quinta Palabra” al inicio de la procesión, también se volvería a portar por hermanos de la Cofradía el paso de “El Calvario”.
Veinticinco años más tarde, se diseñaría una procesión que reflejara el cómo estaba dispuesta la Cofradía en tres épocas distintas, dividiendo el cortejo en sendos tramos consecutivos. De este modo, en primer lugar se reprodujo, lo más fielmente posible, la primera salida del año 1940, saliendo el guion original que lo hizo en aquella primera ocasión así como doce tambores, treinta y seis hermanos de vela y el paso de “El Calvario”, si bien en esta ocasión portado por miembros de la Cofradía de la Crucifixión del Señor y de la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís. A continuación, se presentó el tramo que recreó el modo de procesionar que más tiempo perduró, es decir, con el guion titular que lleva el segundo escudo de la Cofradía, la sección de instrumentos formada como tradicionalmente lo hacía, de cinco en fondo con dos tambores a cada lado y un timbal en medio, y el paso de “La Tercera Palabra”. Y, finalmente, el tramo dispuesto con la forma habitual de la época actual, con tres pasos, sección de instrumentos con bombos en cuatro en fondo, la sección infantil, el “Piquete de Honor”, incluyendo la peana del “Cristo de las Siete Palabras”, el paso de “La Quinta Palabra” y la novedad de la incorporación del nuevo paso del “Santísimo Cristo de la Expiración en el Misterio de la Séptima Palabra”, que recorrió por vez primera las calles de Zaragoza. Además, ese mismo año se produjo otra variación celebrativa y es que, por vez primera en setenta y cinco años, no se predicaron las palabras de forma individual desde balcones y plazas sino que se unificaron todas ellas en una sola predicación, en un “sermón de las Siete Palabras” que pronunció en la plaza del Pilar el Emmo. y Rvdmo. Sr. D. Carlos Amigo Vallejo.
IV) «Proclama la Palabra, insiste… exhorta con toda magnanimidad y doctrina» (2Tim 4, 2)
Para poder llevar a cabo la misión fundacional de predicar las Siete Palabras, obviamente, se precisa la inestimable y generosa colaboración de oradores que sepan transmitir, con pasión y conocimiento, los valores fundamentales que en nuestras actuales vidas sigue teniendo este auténtico testamento que Cristo nos legó desde la Cruz. Y si bien el propio mosén Francisco diría en el transcurso del Capítulo de Cuaresma de 1949, que no se buscaban «brillantes y elocuentes sermones sino una predicación sencilla y evangélica que sea fiel reflejo de las palabras de Jesús», no es menos cierto que entre el selecto grupo de doscientos predicadores que a lo largo de la historia hemos tenido, no han faltado algunos de los sacerdotes más relevantes de la Iglesia española contemporánea.
Entre esos dos centenares de nombres, figuran todos los arzobispos que han pasado por la sede cesaraugustana desde mediados del siglo XX, cuando monseñor Casimiro Morcillo González predicara en la mañana del Viernes Santo de 1957. Una designación que fue recibida con gran alboroto en la Cofradía y con gran expectación en la ciudad, tal y como reflejaba la noticia en las páginas de la prensa local de la época:
«Se dice que la Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan, que siempre pica muy alto en eso de la elección de predicadores, va a batir este año su propio récord, pues cuenta con la aceptación en firme de uno de los sermones por el excelentísimo y reverendísimo señor Arzobispo. Nuestro Prelado se propone y lo cumplirá -si no se lo impide fuerza mayor- predicar la tercera palabra en la plaza de Sas. Por eso dice por ahí que la Cofradía de los tambores va a armar este año, más ruido que nunca. Y con razón».
“El Noticiero”, 12 de abril de 1957
Tras el prelado que fuera presidente de la Conferencia Episcopal Española entre 1969 y 1971, vendrían todos los demás que ha tenido la archidiócesis hasta nuestros días, tales como Pedro Cantero Cuadrado, Elías Yanes Alvárez, Manuel Ureña Pastor, Vicente Jiménez Zamora y Carlos Escribano Subías, quien curiosamente predicaría tanto en su época de párroco del Sagrado Corazón como en el atípico año 2021, ya como arzobispo de Zaragoza.
Junto a ellos, también hemos tenido la fortuna de poder contar con lo más granado de la diócesis, desde vicarios generales, deanes, canónigos, delegados episcopales, rectores del seminario y obispos auxiliares como monseñor Alfonso Milián Sorribas, quien predicaría la primera vez como obispo auxiliar de Zaragoza mientras que en la segunda ocasión en 2016 lo haría como obispo emérito de Barbastro-Monzón; o monseñor Juan José Omella Omella, actual cardenal-arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, quien también aceptó en 2018 nuestra propuesta de ser pregonero de la Semana Santa.
Además, también han acudido a nuestra llamada otros obispos que han predicado en plenitud de su ministerio pastoral, como monseñor Miguel Asurmendi Aramendia, quien predicaría en 1993 cuando todavía era obispo de Tarazona. En otros casos, esta colaboración se ha producido ya en su vejez, siendo eméritos de sus respectivas diócesis como sucedería con monseñor Victorio Oliver Domingo, obispo emérito de Orihuela-Alicante que residía en la Casa Sacerdotal “San Carlos”, o monseñor José Luis Redrado Marchite, secretario emérito del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios y obispo de Ofena, quien predicaría cuando se trasladó a Zaragoza para ocupar la capellanía del Hospital San Juan de Dios a cuya orden pertenece desde hace casi setenta años. Y, por supuesto, monseñor Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla, cardenal nombrado por Juan Pablo II en 2003 y que ha sido el único (con permiso de nuestro consiliario Fernando Urdiola en el extraordinario y pandémico año 2020) que ha predicado un sermón alusivo a todas las Palabras.
Otros sacerdotes, que predicaron para nuestra Cofradía en su juventud, acabarían trazando una notabilísima carrera eclesiástica, como sucedería con Pedro Altabella García, quien predicaría cuando todavía era capellán del Colegio Mayor Cerbuna y que luego sería representante de España en la Santa Sede trabajando en misiones pontificias y postulador de las beatificaciones de santa Teresa de Jornet, santa María Rosa Molas y Vallvé, e iniciador del proceso de santa Genoveva Torres Morales (fundadoras, respectivamente, de las Hermanitas de los Pobres, Religiosas de la Consolación y Angélicas), siendo incluso protonotario apostólico durante la coronación canónica de la Esperanza Macarena; el zaragozano, natural de Fuencalderas, monseñor Damián Iguacen Borau, posteriormente nombrado obispo de Barbastro y de la diócesis de San Cristóbal de La Laguna, y que llegaría a ser el obispo de mayor edad de toda la Iglesia; José Luis Irizar Artiach, que predicó cuando era secretario personal de monseñor Morcillo, llegando posteriormente a ocupar altos cargos de dirección en la Conferencia Episcopal Española; o monseñor Julián Ruiz Martorell, quien predicaría cuando era Vicarío General de la Archidiócesis, antes de ser nombrado obispo de Huesca.
El elenco de ilustres predicadores se podría completar con los eminentes teólogos Antonio Royo Marín, Teófilo Ayuso Marazuela o Santos Beguiristáin Eguilaz (quien, por otra parte, es el único al que se le encargó predicar de modo individual cada una de las Siete Palabras en el año 1956), no faltando tampoco gran parte de la plantilla de profesores del Centro Regional de Estudios Teológicos ni sacerdotes tan relevantes en la religiosidad popular zaragozana como Pedro Dosset Monzón o José Gabriel Subiela Balaguer, dando nuestra cabida también a otros sacerdotes muy vinculados a las diferentes ramas de la Acción Católica, a los párrocos de las parroquias más históricas y céntricas pero también las más jóvenes y situadas en los barrios periféricos, sacerdotes de todas las órdenes residentes en nuestra ciudad, misioneros, capellanes de hospitales e, incluso a los llamados “curas obreros” que tanto lucharon en pro de los trabajadores más humildes.
Aunque si hay unos predicadores en concreto de los que la Cofradía está particularmente orgullosa de que hayan podido pronunciar sus meditaciones desde los balcones de las calles de nuestra ciudad, esos son sin duda, los sacerdotes que son hermanos de la Cofradía, que son de “los nuestros”. Y es que, si de algo podría mostrarse satisfecho mosén Francisco, es de la fecunda semilla que tan bien sembró para que algunos de sus discípulos (incluso aquellos que por razones de edad no le conocieron en vida pero que crecieron admirando la figura de nuestro capellán perpetuo fundador) siguieran sus pasos y escucharan la llamada de Dios. Y es que, con excepción hecha de nueve años (concretamente 1943, 1956, 1984, 1988, 1990, 1991, 1993, 1995 y 2014), todos los demás Viernes Santos de nuestra historia han contado al menos con un sacerdote “de la casa” que predicara alguna de las Palabras, llegándose incluso al caso de que en la mañana del Viernes Santo de 2001, fuesen seis los hermanos que predicaran junto al obispo auxiliar de Zaragoza.
De este modo, y además del propio mosén Francisco, doce han sido los hermanos de la Cofradía que tras recibir su ordenación sacerdotal han llegado a predicar alguna Palabra, siendo éstos (por orden alfabético): José Manuel Arenal Camón, Fernando J. Arregui Moreno, Carmelo Coromina Urbez, Miguel Ángel Estella Marín, Enrique A. Ester Mariñoso, Jesús Feliú Valiente, José Agustín Feliú Valiente, Mario Gállego Bercero, Jesús Imaz Orgilés, Eusebio Laborda Aznar, Fernando Urdiola Guallar y Pablo Vadillo Costa.
Sin embargo, aunque hasta ahora se ha hablado siempre de presbíteros, en el año 2019 se produciría un hecho histórico. Y es que, ese año tanto la quinta como la primera de las palabras fueron predicadas por dos diáconos permanentes, José Agustín Gabarre Giménez y Pedro Antonio Serrano Luna, quien de esta manera también pasaba a formar parte de la lista de hermanos que han tenido el honor de predicar en nuestra procesión titular.
A continuación, se presenta una tabla donde se listan todos los predicadores, pudiéndose efectuar ordenaciones y búsquedas de texto libre.
Predicador | Veces | Año/s |
---|---|---|
Abad Martínez, José María (S.J.) | 6 | 1987, 1989, 1991, 1994, 1998, 1999 |
Acha Aguirre, Juan (S.J.) | 1 | 1960 (2) |
Aína Naval, Leandro | 2 | 1959, 1961 |
Aísa Alastuey, Fructuoso | 6 | 1973, 1974, 1981, 1982, 1988, 2003 |
Aladrén Hernández, Jesús | 2 | 1997, 2002 |
Alentorán Baeta, Sergio | 2 | 2018, 2022 |
Almor Moliner, Manuel | 3 | 1994, 2008, 2011 |
Altabella Gracia, Pedro | 1 | 1945 |
Amigo Vallejo, Carlos (O.F.M) | 1 | 2014 (sermón) |
Andueza Artanga, Miguel María (O.F.M.) | 1 | 2009 |
Angós López, José Ignacio (S.J.) | 1 | 1985 |
Aparicio Felipe, Santiago | 2 | 2011, 2016 |
Arduña Rodrigo, Jesús | 1 | 2007 |
Arenal Camón, José Manuel | 21 | 1965, 1966, 1967, 1969, 1970, 1971 (2), 1973, 1974, 1975, 1976, 1977 (2), 1978, 1979, 1981, 1982, 1983, 1985, 1986, 1989, 1992, 1994, |
Arregui Moreno, Fernando | 19 | 1997, 2000, 2001, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2023 |
Artigas Mora, Santiago | 1 | 1978 |
Asurmendi Aramendia, Miguel (S.D.B.) | 1 | 1993 |
Avellanas Gil, Vicente | 1 | 1950 |
Ayuso Marazuela, Teófilo | 1 | 1943 (2) |
Azcárate Gorri, Santiago (C.M.) | 2 | 1988, 2018 |
Aznar Tello, Sandalio | 3 | 1977, 1982, 1994 |
Bandrés Rey, Luis María (Sch. P.) | 1 | 1973 |
Barceló Artigues, Juan María (C.R.) | 1 | 1971 |
Bayo López, Leopoldo | 1 | 1955 (2) |
Beguiristáin Eguilaz, Santos | 1 | 1956 (7) |
Bibián Fierro, Antonio | 3 | 1974, 1975, 1976 |
Blanco Izar, Sergio | 1 | 2015 |
Bordetas Alonso, José María | 2 | 1999, 2000 |
Borraz Girona, Francisco | 1 | 1967 |
Borraz Zuliaga, Luis | 1 | 1942 |
Borrero Ortiz, Joaquín | 5 | 1945, 1946, 1947 (2), 1951, 1952 |
Bregante Lacambra, José María | 1 | 1940 |
Brotons Tena, Ernesto | 1 | 2010 |
Bruna Peribáñez, Ignacio Mª | 3 | 1961, 1962, 2013 |
Calahorra Martínez, Luis | 2 | 1979, 1990 |
Calvo Calvo, José María (O.F.M.) | 1 | 1992 |
Camacho Morales, José Manuel | 1 | 2018 |
Cano Andrés, Carlos (C.P.) | 1 | 1989 |
Cantero Cuadrado, Pedro | 1 | 1965 |
Casado Espinosa, Luis | 2 | 1979, 1990 |
Casasnovas Despujol, José María (S.J.) | 1 | 1993 |
Castillo Catalán, Fermín | 1 | 1957 |
Castillo Hernández, Santiago | 1 | 1948 |
Cayuela Santesteban, Arturo (S.J.) | 1 | 1942 |
Cebrián Higueras, Luis | 5 | 1990, 1994, 1995, 1996, 2004 |
Cervera Vallespí, Felipe | 1 | 1997 |
Coduras Navarro, Pedro (S.J.) | 1 | 1998 |
Coloma Lalinde, Jesús | 1 | 2004 |
Coromina Urbez, Carmelo | 1 | 1942 |
Cortés Pastor, Hernán | 1 | 1945 |
Cuartero Lapieza, Luis | 3 | 1981, 1982, 1996 |
Cubel Benedicto, Mariano | 3 | 1999, 2005, 2013 |
De Iroz, Leonardo (O.F,M.) | 1 | 1949 (2) |
De Iturgoyen, Isidoro (O.F.M.) | 1 | 1941 (2) |
De Jesús Agonizante, Antonio (C.P.) | 1 | 1947 (2) |
De la Cruz, Agustín (O.C.D.) | 1 | 1984 |
De la Sierra Gómez-Carpintero, Manuel Martín (O.C.D.) | 1 | 2009 |
De la Vírgen María, Gonzalo (C.P.) | 1 | 1953 (2) |
De Lezaún, Cornelio (O.F.M.) | 1 | 1964 (2) |
Del Val Estevan, Antonio | 1 | 1983 |
Del Val Meléndez, Vicente | 1 | 1991 |
Dominguez Longás, Jesús | 1 | 2010 |
Doñate Borrás, Luis | 2 | 1941 (2), 1942 |
Dosset Monzón, Pedro | 2 | 1940, 1941 |
Durá Garrigués, Vicente (S.J.) | 1 | 2018 |
Escobedo Claramonte, Emilio | 2 | 1968, 1969 |
Escribano Subías, Carlos | 3 | 2002, 2006, 2021 |
Estella Marín, Miguel Ángel | 8 | 2000, 2001, 2003, 2004, 2005, 2008, 2012, 2015 |
Estella Zalaya, Eduardo | 3 | 1943 (2), 1944 (2), 1946 (2) |
Ester Mariñoso, Enrique A. | 9 | 1996, 2000, 2001, 2002, 2004, 2005, 2008, 2015, 2019 |
Feliú Valiente, Jesús | 6 | 1998, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003 |
Feliú Valiente, José Agustín | 2 | 1977, 1978 |
Fernández de las Cuevas, Cesáreo (O.S.A.) | 1 | 1998 |
Fernández Lerga, Jesús (S.J.) | 1 | 1950 |
Ferrer Saroca, Roberto | 1 | 2006 |
Fleta Soriano, Rafael | 1 | 2013 |
Flórez Cuadrado, Antonio | 1 | 1949 (2) |
Fraile Yécora, Pedro | 1 | 2010 |
Gabarre Giménez, José Agustín | 1 | 2019 |
Gállego Bercero, Mario | 20 | 1998, 2001, 2002, 2003, 2005, 2006, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2015, 2016, 2017, 2018, 2021 (2), 2022, 2023 |
Galmés Más, Lorenzo (O.P.) | 1 | 1984 |
Gan Liarte, Miguel Ángel | 1 | 2022 |
García Cerrada, Mariano | 2 | 1991, 1992 |
García López, Ciriaco | 2 | 1948 (2), 1952 |
García Marín, Sebastián (O.C.D.) | 1 | 2007 |
García Sanz, José | 1 | 1993 |
Gascón Baquero, Enrique | 1 | 2022 |
Galindo Tejero, Juan | 1 | 2003 |
Gayán Gonzalez, Juan José (S.J.) | 1 | 1973 |
Giménez Lombar, Antonio Luis (S.J.) | 1 | 2017 |
Ginés Meseguer, Rafael | 1 | 1951 |
Gómez Cacho, Manuel María (O.P.) | 1 | 1968 |
Gómez Rocafort, Félix (S.J.) | 1 | 1951 (2) |
González Díez, Gerardo (C.P.) | 1 | 1973 |
González Lobato, Juan Antonio | 1 | 1967 |
Gracia Gimeno, Juan Antonio | 9 | 1952 (2), 1953 (2), 1954 (2), 1957, 1958, 1962, 1964, 1965, 1968 |
Gracia Lagarda, Luis Antonio | 9 | 1974, 1979, 1986, 1991, 1996, 1998, 2002, 2012, 2016 |
Gracia Losilla, Jesús | 2 | 2009, 2022 |
Hombría Tortajada, Antero | 6 | 1957, 1960, 1965, 1966, 1969, 1990 |
Iguacen Borau, Damián | 1 | 1952 |
Imaz Orgilés, Jesús | 9 | 1964, 1966, 1976, 1977, 1978, 1985, 1986, 1987, 1992 |
Iribarren Zugasti, José Damián (O.F.M.) | 1 | 1978 |
Irigoyen, Padre O.C.D. | 1 | 1942 |
Irizar Artiach, José Luis | 3 | 1961 (2), 1982, 1989 |
Izquierdo Molins, Francisco | 30 | 1940 (*), 1941 (2), 1942, 1944 (2), 1945 (2), 1946 (2), 1947 (2), 1948 (2), 1949 (2), 1950 (2), 1951, 1952, 1953, 1954, 1955, 1957, 1958, 1959 (2), 1960, 1961, 1962, 1963, 1964, 1965, 1966, 1967, 1968, 1969, 1970, 1971 |
Jiménez Marqués, José María (C.P.) | 3 | 1983, 1984, 1992 |
Jiménez Zamora, Vicente | 2 | 2015, 2017 |
Jiménez, Valero (O.C.D.) | 2 | 1994, 1995 |
Labad Alcubierre, José Luis | 1 | 1997 |
Labastida Povar, Salvador | 2 | 1947, 1959 |
Laborda Aznar, Eusebio (S.J.) | 5 | 1968, 1972, 1975, 1976, 1980 |
Laguarta Navarro, Alfonso | 1 | 2011 |
Laín Agustín, José | 1 | 1986 |
Laita Berdor, Luis | 2 | 1972, 1973 |
Larraz Sanz, Manuel | 2 | 1993, 1994 |
Latorre Samitier, Eloy | 1 | 1983 |
Lázaro Ansola, José Luis | 1 | 2023 |
Lázaro Espín, José | 1 | 1981 |
Liarte Guardia, Manuel | 1 | 2007 |
Longás Otín, Luis | 3 | 1983, 1988, 2011 |
López Melús, Francisco María | 1 | 1991 |
Lozano Burzuri, Arturo | 1 | 1989 |
Madrazo Bentura, Daniel Diego | 3 | 1974, 1976, 1982 |
Mainar Elpuente, Mariano | 10 | 1959 (2), 1960 (2), 1961 (2), 1962 (2), 1963 (2), 1965, 1966, 1968, 2003, 2004 |
Mancebo, Venancio (C.P.) | 1 | 1987 |
María Heras, Luis (O.P.) | 2 | 1955 (2), 1959 |
Martínez Bres, Manuel (S.J.) | 1 | 1943 |
Martínez de Vadillo, Marcos | 2 | 1975, 1980 |
Martínez Esteban, José | 2 | 1974, 1983 |
Martínez García, Francisco | 14 | 1976, 1977, 1978, 1979, 1980, 1981, 1982, 1983, 1985, 1988, 1992, 1995, 1997, 1999 |
Matija, Enrique (C.M.F.) | 1 | 1948 (2) |
Matute Hervías, Julián | 1 | 1954 (2) |
Meseguer Ruiz, Fernando (S.J.) | 2 | 1980, 1986 |
Mesequer, Pascual (O.P.A) | 1 | 1967 |
Miguel García, Isidoro | 3 | 1996, 2007, 2016 |
Milián Sorribas, Alfonso | 2 | 2001, 2016 |
Minguez Biec, Buenaventura (Sch. P.) | 1 | 1974 |
Latasa Ongay, Moisés (C.S.S.R.) | 1 | 1966 |
Medina Medina, Andy Rafael | 1 | 2023 |
Montañés, Tomás | 2 | 1969, 1970 |
Morcillo González, Casimiro | 2 | 1957, 1958 |
Mosteo Sobreviela, Edilio | 1 | 2010 |
Muñío González, Gregorio | 1 | 2013 |
Muruzábal Ursúa, Saturnino (Sch. P.) | 2 | 1972, 1990 |
Monfort Tena, Narciso (Sch. P.) | 2 | 1945 (2), 1946 |
Rodríguez Martínez, Olegario (C.S.S.R.) | 1 | 1984 |
Oliván, José Ramón | 1 | 1970 |
Oliver Domingo, Vitorio | 1 | 2008 |
Oliveros Oliveros, Domingo | 1 | 1972 |
Omella Omella, Juan José | 2 | 1995, 1996 |
Ortega Gazo, Daniel | 4 | 1967, 1980, 1985, 1995 |
Otazu, Benito (Sch. P.) | 1 | 1966 |
Oteo Sancho, Jesús (S.C.) | 2 | 1990, 1995 |
Palos Estaún, Alfonso | 1 | 2012 |
Paniagua Ramos, Santos (O.S.A.) | 2 | 1987, 1990 |
Pariente Pérez, Alfredo | 1 | 1988 |
Parra Aceveda, Carlos | 4 | 1992, 1993, 1999, 2003 |
Pérez Baena, Sergio | 2 | 2006, 2013 |
Piélagos Mediavilla, Fernando (C.P.) | 4 | 1969, 1970, 1971, 1972 |
Pindado Jiménez, José Manuel (C.P.) | 2 | 1985, 1986 |
Pinilla Gracia, Victor | 1 | 2017 |
Pintado Estobal, Carlos | 1 | 2002 |
Pitarch Domingo, Camilo | 3 | 1955 (2), 1957, 1958 |
Puzo Espín, José | 1 | 1950 |
Redrado Marchite, José Luis (O. H.) | 1 | 2016 |
Reula Aurensanz, José Miguel | 1 | 2023 |
Rodríguez Magaña, Luis | 5 | 1965, 1975, 1976, 1986, 1991 |
Roldán Moreno, Antonio (Sch. P.) | 6 | 1962, 1963 (2), 1964, 1968, 1975, 1984 |
Royo Gimeno, Benedicto | 1 | 1996 |
Royo Marín, Antonio (O.P.) | 1 | 1958 |
Ruiz Martínez, Francisco | 5 | 1985, 1987, 1988, 1991, 1993 |
Ruiz Martorell, Julián | 1 | 2009 |
Ruíz Silleras, Rubén | 1 | 2017 |
Ruiz Sola, Victorino | 1 | 1979 |
Sagardía, Francisco Javier | 4 | 1972, 1973, 1975, 1980 |
Salazar Góser, Carlos | 1 | 1989 |
Sánchez Marqueta, José María | 1 | 1944 |
Sánchez Martínez, Onésimo (O.C.) | 1 | 1987 |
Sánchez Sancho, Luis María | 2 | 1997, 2010 |
Sánchez Villarroya, Daniel (S.J.) | 2 | 1988, 1995 |
Sarriés, Ángel (C.M.F.) | 1 | 1950 (2) |
Serrano Luna, Pedro Antonio | 2 | 2019, 2021 (2) |
Serrano Sánchez, Manuel (S.J.) | 1 | 1984 |
Soro Lapena, Justo | 1 | 1979 |
Subiela Balaguer, José Gabriel | 3 | 1943 (2), 1944 (2), 1951 (2) |
Tabuenca, Pedro Antonio | 7 | 1962, 1963, 1964, 1969, 1970 (2), 1971 (2), 1972 |
Tapies Riu, Joaquín (S. J.) | 1 | 1940 |
Teruel Pérez, Juan Sebastián | 3 | 2006, 2017, 2019 |
Tobajas Bonilla, Babil | 1 | 1953 |
Torra de Arana, Eduardo | 4 | 1957, 1958 (2), 1960, 1977 |
Urbez Castellano, Manuel | 1 | 1967 |
Urdiola Guallar, Fernando | 13 | 1998, 2000, 2001, 2004, 2005, 2008, 2012, 2015, 2019, 2020 (virtual), 2021 (2), 2022, 2023 |
Ureña Pastor, Manuel | 3 | 2006, 2009, 2012 |
Ureta de Miguel, Andrés | 1 | 1993 |
Usán Palacios, José Antonio | 3 | 1980, 1981, 2011 |
Vadillo Costa, Pablo | 4 | 2018, 2019, 2022, 2023 |
Valiente, Fernando | 1 | 1997 |
Valls Canales, Jaime (S.J.) | 3 | 1942, 1949, 1953 |
Vega Macho, Emiliano (O.S.A.) | 1 | 1984 |
Villanueva Landívar, Antonio (O.A.R.) | 1 | 2000 |
Yanes Álvarez, Elías | 4 | 1978, 1989, 2005, 2007 |
Zapater Carón, Ramón | 1 | 1981 |
Zubiri Enériz, Evencio (C.M.F.) | 2 | 1954 (2), 1963 |
V) Momentos esenciales de nuestra procesión del Viernes Santo
Referencias Bibliográficas
- ARENAL CAMÓN, J.M. (1981). Palabras del Capellán. En Programa de Actos de la Semana Santa de 1981, pág. 3. Zaragoza: Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan Evangelista
- ARREGUI MORENO, F.J. (2014). Predicar las Siete Palabras. En Semana Santa en Zaragoza nº 14, pág. 18. Junta Coordinadora de Cofradías de la Semana Santa de Zaragoza
- GARCÍA DE PASO REMÓN, A. (2019). Arte y Dramaturgia del Descendimiento de la Cruz en España. Zaragoza: Estudio para la Semana Santa de Zaragoza
- GONZÁLEZ MARTÍNEZ, C. (2021). La Música en la Semana Santa de Zaragoza. Zaragoza: Asociación para el Estudio de la Semana Santa
- GONZÁLEZ VALLE, J. V. (2000). Siete palabras de Cristo en la Cruz. Barcelona: Consejo Superior de Investigaciones Científicas
- GUALLAR ALCOLEA, F. (1998). Desfile penitencial: Tradición religiosa y espectáculo festivo. En Siete Palabras. Boletín informativo nº 46, págs. 15-17. Zaragoza: Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan Evangelista
- JUAN PABLO II (1993). Discurso al final de la celebración mariana en el Santuario de Nuestra Señora del Rocío
- JUNTA DE GOBIERNO (2014). Predicación pública de las Siete Palabras de Cristo: Descripción de la salida procesional con motivo del 75 aniversario fundacional. En Programa de Actos de Semana Santa, pág. 27. Zaragoza: Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan Evangelista
- PÉREZ-BUSTAMANTE MOURIER, A. S. (2013). Las siete palabras. En Revista Digital de la Real Academia Hispano Americana nº 5, págs. 1-7. Cádiz: Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras